Cistoscopia
 INFORMACION GENERAL   
Mediante este procedimiento se pretende diagnosticar las causas de sus molestias y eliminar, en su caso, tales causas, aunque el objetivo fundamental es el diagnóstico. El tipo de anestesia requerida será la indicada por el anestesiólogo. Es posible que, durante o después de la intervención, sea necesaria la utilización de sangre y/o hemoderivados. También es necesario que advierta de posibles alergias medicamentosas, alteraciones de la coagulación, enfermedades cardiopulmonares, existencia de prótesis, marcapasos, medicaciones actuales o cualquier otra circunstancia.
EN QUE CONSISTE LA CISTOSCOPIA
Mediante esta técnica, utilizando un endoscopio, se ve el interior de la vejiga y de la uretra. Se realiza habitualmente en régimen ambulatorio y anestesia local (gel anestésico en uretra) que minimiza las molestias y las hace totalmente tolerables. En ocasiones puede optarse por realizarla bajo sedación, bien por su decisión, bien por alto riesgo de recidiva de un tumor vesical o por necesitar alguna manipulación complementaria. También cabe la posibilidad de que durante la cirugía haya que realizar modificaciones del procedimiento por los hallazgos intraoperatorios para proporcionar un tratamiento más adecuado.
RIESGOS DE LA CISTOSCOPIA
A pesar de la adecuada elección de la técnica y de su correcta realización, pueden presentarse efectos indeseables, tanto los comunes derivados de toda intervención y que pueden afectar a todos los órganos y sistemas, como los debidos a la situación vital del paciente (diabetes, cardiopatía, hipertensión, edad avanzada, anemia, obesidad...), y los específicos del procedimiento:
- No conseguir llegar a un diagnóstico.
- Hemorragia, tanto durante el acto quirúrgico como en el postoperatorio.
- Síndrome de reabsorción líquida, debido al trasvase inevitable del líquido de irrigación al torrente sanguíneo, aunque su producción es infrecuente.
- Infección urinaria o general de consecuencias imprevisibles.
- Perforación vesical, debido a dificultades de introducción del cistoscopio, vejigas deterioradas por patología propia o a consecuencia de obstrucciones prolongadas, aunque es infrecuente que suceda y no siempre requiere un tratamiento específico al margen de dejar una sonda permanente.
- Estenosis uretrales, debido a la propia manipulación uretral al paso del cistoscopio.
- Cuadro febril (bacteriemia) a pesar de la profilaxis antibiótica.
Estas complicaciones habitualmente se resuelven con tratamiento médico (medicamentos, sueros...) pero pueden llegar a requerir una reintervención, generalmente de urgencia.
Ningún procedimiento invasivo está absolutamente exento de riesgos importantes, incluyendo el de mortalidad, si bien esta posibilidad es bastante infrecuente.
De cualquier forma, si ocurriera una complicación, debe saber que todos los medios técnicos de están disponibles para intentar solucionarla.
Mediante este procedimiento se pretende diagnosticar las causas de sus molestias y eliminar, en su caso, tales causas, aunque el objetivo fundamental es el diagnóstico. El tipo de anestesia requerida será la indicada por el anestesiólogo. Es posible que, durante o después de la intervención, sea necesaria la utilización de sangre y/o hemoderivados. También es necesario que advierta de posibles alergias medicamentosas, alteraciones de la coagulación, enfermedades cardiopulmonares, existencia de prótesis, marcapasos, medicaciones actuales o cualquier otra circunstancia.
EN QUE CONSISTE LA CISTOSCOPIA
Mediante esta técnica, utilizando un endoscopio, se ve el interior de la vejiga y de la uretra. Se realiza habitualmente en régimen ambulatorio y anestesia local (gel anestésico en uretra) que minimiza las molestias y las hace totalmente tolerables. En ocasiones puede optarse por realizarla bajo sedación, bien por su decisión, bien por alto riesgo de recidiva de un tumor vesical o por necesitar alguna manipulación complementaria. También cabe la posibilidad de que durante la cirugía haya que realizar modificaciones del procedimiento por los hallazgos intraoperatorios para proporcionar un tratamiento más adecuado.
RIESGOS DE LA CISTOSCOPIA
A pesar de la adecuada elección de la técnica y de su correcta realización, pueden presentarse efectos indeseables, tanto los comunes derivados de toda intervención y que pueden afectar a todos los órganos y sistemas, como los debidos a la situación vital del paciente (diabetes, cardiopatía, hipertensión, edad avanzada, anemia, obesidad...), y los específicos del procedimiento:
- No conseguir llegar a un diagnóstico.
- Hemorragia, tanto durante el acto quirúrgico como en el postoperatorio.
- Síndrome de reabsorción líquida, debido al trasvase inevitable del líquido de irrigación al torrente sanguíneo, aunque su producción es infrecuente.
- Infección urinaria o general de consecuencias imprevisibles.
- Perforación vesical, debido a dificultades de introducción del cistoscopio, vejigas deterioradas por patología propia o a consecuencia de obstrucciones prolongadas, aunque es infrecuente que suceda y no siempre requiere un tratamiento específico al margen de dejar una sonda permanente.
- Estenosis uretrales, debido a la propia manipulación uretral al paso del cistoscopio.
- Cuadro febril (bacteriemia) a pesar de la profilaxis antibiótica.
Estas complicaciones habitualmente se resuelven con tratamiento médico (medicamentos, sueros...) pero pueden llegar a requerir una reintervención, generalmente de urgencia.
Ningún procedimiento invasivo está absolutamente exento de riesgos importantes, incluyendo el de mortalidad, si bien esta posibilidad es bastante infrecuente.
De cualquier forma, si ocurriera una complicación, debe saber que todos los medios técnicos de están disponibles para intentar solucionarla.

