Gangrena de Fournier
La gangrena perineal, entidad descrita por primera vez en 1764 por Baurienne, y posteriormente por el dermatólogo Jean Alfred Fournier en 1883 de forma más detallada, corresponde a una fasceítis infecciosa necrotizante de la región perineal, genital y/o perianal. Se caracteriza por clínica local inicial poco perceptible y finalmente necrosis, con progresión rápida (1 a 3 cm/hora) a través de los planos tisulares y sepsis.
Afecta principalmente a hombres mayores con morbilidades predisponentes, y si bien es cierto no siempre es posible determinar la causa, se reconoce como puerta de entrada más frecuente los focos dermatológicos, anorrectales y urológics. Presenta una alta mortalidad a pesar del diagnóstico clínico y tratamiento precoz.
La incidencia de esta patología es variable, estimada entre 1/8000 y 1/800.000 personas, la cual se ha visto incrementada por el abuso de medicamentos lo que conlleva a una mayor resistencia bacteriana, así como también al aumento de las expectativas de vida. La frecuencia varón mujer es de 10 a 1, siendo mas propensas las personas mayores a 50 años.
Afecta principalmente a hombres mayores con morbilidades predisponentes, y si bien es cierto no siempre es posible determinar la causa, se reconoce como puerta de entrada más frecuente los focos dermatológicos, anorrectales y urológics. Presenta una alta mortalidad a pesar del diagnóstico clínico y tratamiento precoz.
La incidencia de esta patología es variable, estimada entre 1/8000 y 1/800.000 personas, la cual se ha visto incrementada por el abuso de medicamentos lo que conlleva a una mayor resistencia bacteriana, así como también al aumento de las expectativas de vida. La frecuencia varón mujer es de 10 a 1, siendo mas propensas las personas mayores a 50 años.
Como factores predisponentes tenemos la diabetes y el alcoholismo, adicionalmente la obesidad y la inmunosupresión de cualquier índole (VIH, corticoides, desnutrición, etc).
Es una infección polimicrobiana, una mezcla de gérmenes anaeróbicos y aeróbicos.
El tratamiento es medicamentoso y sobre todo quirúrgico, con debridación de las zonas comprometidas, siendo el pronóstico reservado para todos los casos.
Esta terrible enfermedad, siempre será un desafío para nosotros los Urólogos.
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